9.0

Opiniones del Casa Grande at Pacuare Reserve

Matina, Limon Matina Limon, 70501 Matina, Costa Rica

  • Luisa

    Escrito en 14 de mayo de 2025 · Se alojó en mayo de 2025

    Comentario auténtico

    Reserva muy interesante por la gran cantidad de fauna que puede ser observada. Se ofrecen dos censos por la noche para observar el desove de tortugas, que supone una observación de naturaleza absolutamente privilegiada. Adicionalmente, en nuestra fecha se podía visitar la colonia de Garza Agami, un ave extraordinaria que fue realmente el motivo de nuestra visita en esas fechas. El personal voluntario en los censos de tortugas merece todo nuestro respeto y admiración por realizar una labor tan importante en unas condiciones difíciles de estancia y alojamiento. En el comedor, aún cuando la comida era mediocre y escasa, las bebidas como café y agua eran bastante correctas y los zumos de la comida estaban muy bien.

    En cuanto a los censos nocturnos no tenemos ninguna pega, sin embargo las visitas que se ofrecen en la estancia de tres días y dos noches, son solo una caminata de dos horas y otra visita de dos horas en lancha. Esta logística supone un montón de tiempo libre en el que poco puedes hacer, ya que las caminatas por los senderos sin un guía están prohibidas y solo puedes estar en tu habitación y en las zonas comunes que son muy escasas. La visita a Las Garzas Agami se nos hizo muy corta, ya que solo te permiten estar 20 minutos, por motivos de preservación de la colonia, que en nuestro caso fueron sólo 18 minutos. Las habitaciones son muy dispares, en la Casa Grande existen dos habitaciones dobles y dos habitaciones triples. Las habitaciones triples son más amplias. Nuestra habitación era doble y era muy pequeña, con una cama doble muy pequeña, yo diría que no llegaba a 135 cm. con mosquitera, sin ningún tipo de mesillas, sin ningún perchero para siquiera colgar una camisa, con baño privado. Sólo tenía una pequeña mesa en la que no se podían apoyar las dos cámaras de fotos que llevábamos, solo cabía una y son cámaras pequeñas...realmente resulta incomodisimo, estuvimos todo el tiempo en la terraza. No necesito lujos y entiendo perfectamente que no haya agua caliente en la ducha, tampoco se necesitaba porque hacía muchísimo calor, pero no me parece admisible que la ducha estuviera tan sucia como estaba. Se paga un importe alto por cada noche de estancia, que no duele en absoluto porque estás pensando que se destina a investigación y conservación, y no se esperan lujos de ninguna clase, por ejemplo la comida es bastante mediocre y muy escasa, pero lo que es totalmente inadmisible es la suciedad en la ducha de la habitación. Las esquinas llenas de moho y unas juntas entre las baldosas que no se habían limpiado jamás.

  • Irati

    Escrito en 11 de septiembre de 2024 · Se alojó en agosto de 2024

    Comentario auténtico

    Todo. La ubicación,rodeados de naturaleza 100x100 era espectacular. La comida, ha sido donde mejor hemos comido en nuestros 20 días en Costa Rica, casera y muy rica,con jugos naturales diferentes en cada comida. Las salidas con los asistentes y las charlas del día a día fueron lo mejor de nuestra estancia. La llegada ya es especial de por sí, en la estancia está incluido el parking, nosotros llegamos antes de la recogida a las 11 am y tuvimos una agradable charla con Don Claudio, lo que nos permitió acercarnos al día a día de la vida en Matina. Nos recogió Eder en lancha y el viaje ya era una experiencia en sí misma, vimos bastantes aves, reptiles e incluso un cocodrilo. En la estación estuvimos alojados en la Casa Baula, tiene capacidad para hasta 5 personas, con 2 habitaciones (una con cama doble y otra con literas) y nos pusieron otra cama en la sala de estar, una maravilla despertarte con vistas al mar desde la cama. Es un alojamiento espacioso, básico pero con lo necesario (no hay agua caliente, pero con el calor y la humedad que había no lo echamos en falta). Nos dieron una breve charla sobre EPI y los objetivos de la reserva y durante 2 noche salimos a recorrer los 6 km de playa ida y vuelta a ver si alguna tortuga decidía poner huevos. No hubo suerte, pero pudimos ver como liberaban unas tortuguitas recien nacidas y la sola experiencia de caminar de noche, sin luz y viendo las estrellas y escuchando el mar ya fue increíble. Muchas gracias Diego y Claudia por vuestra guía y paciencia. También estaba incluida una salida a avistar garzas agami y una salida en lancha por los canales. La reserva es un oasis, donde puedes encontrar 3 clases de monos en 100 metros, ranas blue jeans…toda una experiencia. Además, ver de cerca el gran trabajo y dedicación de la gente que trabaja en la reserva te hace ser mucho más consciente del esfuerzo que realizan.

    2 noches son más que suficientes. Tienes muchas horas muertas entre actividades en las que tienes poco que hacer, ya que no puedes caminar por la reserva por el riesgo que comporta (hay mucha vida salvaje ) y tampoco puedes bañarte en la playa por sus corrientes peligrosas. Pero eso nos hizo valorar más la dedicación de los trabajadores, ya que ellos se enfrentan a esas limitaciones durante meses.

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