Opiniones del 密厳院

Calidad-precio es seguramente de lo mejor que puedes encontrar dado el altísimo nivel de precios que se encuentra por la zona. Tiene una zona verde interior que parece de cuento y aunque haya que compartir baño (a mi me da igual en cualquier caso) hay un montón en cada esquina del alojamiento. La experiencia del rezo es muy auténtica.

La cena está bien, ya te imaginas que vas a comer al ser menú vegetariano. Pero el desayuno es muy mejorable. Te ponen 1/3 de lo mismo que te dan para cenar. Creo que les cuesta muy poco darle la vuelta. He dormido en otro Ryokanes y el Tatami es mejorable.

Increíble la ubicación, los espacios verdes y la experiencia tan completa. Conectas con la naturaleza y con las vivencias del templo.

El desayuno era muy similar a la cena, yo incorporaría un poco más de variedad para que la experiencia fuera redonda.

El Onsen interesante y muy bueno

La comida, no tiene absoluta relación con el precio y ofrecimiento. Aun que había calefacción, hacia mucho frio y las mantas no fueron suficientes. No hay ritual del fuego en este templo.

Es un alojamiento tradicional, hospedarse ahí es como viajar al pasado. Es lo que imaginas cuando piensas en una casa japonesa rica y eres extranjero. La habitación tiene buenas vistas y aire acondicionado. Tiene hasta una misa matutina budista opcional.

Solo podías bañarte 1 vez y por la noche (en vez de las veces que quisieras). Además fuimos a bañarnos después de cenar (19:30) y la bañera estaba vacía, tanto la de mujer como la de hombre. El desayuno y cena al ser tradicionales budistas es 100% vegano, y no sabía qué estaba comiendo. No sé si es porque se trata de un alojamiento tradicional japonés budista, pero el futón para dormir era muy fino, acabas con dolor de espalda si no estás acostumbrado.

Poder dormir en un templo y ver la oración a las 7 de la mañana. Bonito jardín y habitaciones amplias. Baño japonés disponible aunque las instalaciones eran viejas. Los monjes atendieron nuestras peticiones por adelantado. Bomba de aire/calor nueva con buen funcionamiento.

En general viejo. Los futones eran tan finos que era como dormir literalmente en el suelo, muy incómodo. Los habitáculos donde estaban los baños eran muy pequeños, tanto que apenas cabían las rodillas.

La ubicación y la experiencia de poder estar alojados en un monasterio

Los futones eran muy finos.

La experiencia es excelente, el alojamiento con el jardín en el centro y los rezos matutinos son de 10.

Bajo mi punto de vista el futon era demasiado delgado y parecía que durmiera en el suelo. Se que puede pasar, pero he dormido en futones un poco más gruesos y no pasaba. La almohada era inútil, un trozo de roca, la cambié por ropa doblada.

El templo está realmente chulo.

Que se suponía que era la habitación con vistas al jardín y era una que daba a una pared con vistas... a tejados, un desastre. También a todos les sirvieron comida y a nosotros no, decían que no tenían ingredientes para nosotros, tampoco en el desayuno, que podría buscarme la vida yendo a cenar a un restaurante o a comprar en el supermercado... al salir el restaurante que había estaba cerrado y no logré encontrar la tienda, las que había estaban todas cerradas así que nos quedamos sin cenar. Ha sido mi segunda vez en Koya, la primera vez fue en otro templo y no tuve problema alguno, la experiencia ha sido frustrante en todos los aspectos, la habitación también fría... con la decepción y mala imagen que se llevó mi acompañante del sitio. Menos mal que se supone que son budistas y miran por el prójimo, que sino.. capaces de decirnos que no tenían camas. Dejo dos fotos, unas del jardín y sus habitaciones y otra la mía que era 'vistas al jardín'