Opiniones del 高野山 宿坊 光明院 -Koyasan Shukubo Komyoin-

Todo en general . La habitación y las camas mejor de lo esperado . La comida vegetariana estuvo rica . Las ceremonias fueron bonitas .

Nada en particular .

Fue una hermosa y potente experiencia en un ryokan y templo budista. Realmente fue la mejor experiencia que he tenido durmiendo en Japón. Tomohiro y Miyamoto fueron muy acogedores y pacientes en explicar toda la tradición budista. Las instalaciones limpias y hermosas. La comida muy bien preparada y la experiencia cultural muy potente. Arigato Gozaimasu

Me gusto absolutamente todo. Quizás me hubiera gustado no tener hora de cierre del alojamiento para poder recorrer el pueblo de noche

La experiencia de vivir en un Monasterio con comodidades actuales y dormir sobre tatami. Recomendable hacer las ceremonias. La experiencia de la cena y desayuno. No vayas pensando que es algo gourmet. Baños comunes y Onsen un poco antiguo pero limpios y correctos.

Nada

Las actividades que haces

Sinceramente me pareció una turistada. Hay un sólo Monje, muy jovencito por cierto, y hay unos 20-25 turistas. Las comidas son con verduras, que por ese lado bien, pero todas frías… mi pareja no comió nada, y el desayuno también deja un poco que desear, pero bueno cada uno que vaya y juzgue por el mismo. Tenia otras expectativas, pero bueno, supongo que es lo que es. Si es lo que buscas, te va a gustar. El cementerio que hay cerca es una maravilla, sólo con eso casi merece la pena jeje. Otro detalle a tener en cuenta es que no puedes salir del templo hasta las 8:00 por lo menos, nos hubiera gustado pasear antes de la ceremonia y no pudimos porque estábamos encerrados.

La experiencia como un todo

El oncen, el agua se vehía estancada y con pelos

La ubicación, la atención al detalle, la cena tradicional, poder participar de algunas de las actividades del monasterio

Dada la estación en la que me alojé (invierno) resultó muy incómodo desplazarse por los largos corredores helados hacia los baños compartidos

Delicioso el desayuno y la experiencia en general de estar en un lugar donde hay practicas de oracion y meditacion

Falta mejorar la comunicacion, no entendi al inicio que la reserva con mi tarjeta no era un pago y si biEn me explicaron el dia anterior lo del orden de las actividades al dia siguiente, las confundi y no me era claro que luego del desayuno era el ritual central del fuego y me lo perdí :( me hubiera gustado que alguien del lugar hubiera venido a recordarme la actividad

Es bonito alojarse en un templo y poder realizar la ceremonia del fuego con ellos. La ubicación es buena.

Es muy turistada, no te sumerges en sus costumbres sino que te hacen dos ceremonias para ti, solo con uno de ellos. La comida no nos gustó mucho, además pasamos bastante frío.

Inmersión total en cultura, forma de vida y religión. Onsen relajante. Monjes correctos y serviciales. Experiencia inolvidable para los ignorantes del budismo.

La comida quizás no le guste a todo el mundo, pero merece la pena dejarse llevar y probar sabores nuevos. No te dejan salir a partir de las 9 p.m. lo que nos supuso un contratiempo no poder ver el cementerio de noche

La ceremonia y la hospitalidas de los monjes. Muy buena habitacion y cena.

Por decir algo, el agua del onsen demasiado caliente

Conocer la cultura budista en un lugar de referencia del budismo.

La limpieza del lugar y muy caro para lo que ofrecían.

Conocer el complejo y alojarnos en él. La cena y el desayuno eran abundantes y sabrosos (estilo japonés, debes adaptarte a la dieta del lugar). Todo estaba muy limpio. El onsen era sencillo pero suficiente, el agua perfecta. La habitación amplia. Me gustó que la comida se sirviera en una habitación diferente a la comida. La ubicación es excelente para visitar el cementerio y algunos de los templos más relevantes a pie.

Me gustó mucho la experiencia pero la interacción con los monjes se limita a las actividades programadas. Quizá se podría informar un poco mejor al visitante sobre el sentido de la ceremonia de la mañana y la ceremonia del fuego. Ayudaría a conocer mejor su sentido. Creo que la sala donde se realiza la ceremonia del fuego necesita una mejor aireación (en algún momento resultó sofocante por el humo). Recomiendo llegar como muy tarde a las 16:30 para que te dé tiempo al baño y relajarte antes de la cena. Los jóvenes monjes que te atienden son muy amables, pero casi no hablan inglés (no es posible preguntar o resolver dudas no previstas).

El jardín era muy bonito y estaba bien cuidado. El personal fue amable. La comida es vegana y muy buena. Tiene un baño japonés muy sencillo pero que hace su función.

Mi habitación olía mucho a humedad. Deberían de poner remedio. El baño solo está abierto por la tarde y no te puedes duchar por la mañana. Había una familia muy ruidosa que rompía el ambiente tan tranquilo y nadie les pidió que bajaran la voz. Pensé que la meditación sería guiada o hecha junto a los monjes pero, simplemente, te permiten la entrada en el "Main Hall" y te dejan allí 20 mins. El rito de la mañana es curioso de ver y el de después del desayuno lo había visto ya en el mismo Koyasan por lo que quedarme en un monasterio no me aportó mucho.

El monasterio es muy bonito y típico El monje principal, más mayor, un encanto La ceremonia matutina súper interesante, pero no te explican nada

El personal de recepción: dos chicos jóvenes, que me trataron muy mal. Primero porque quise entrar a las 12, en vez de a las 15 horas; segundo porque dije que era alérgica a los frutos secos y me pusieron pegas, cuando jamás lo hacen en ningún sitio; y tercero, porque no me ayudaron a solucionar un cambio de horario con el taxi y tuve que irme a EKO-IN que está al lado, y me ayudaron amablemente. El colmo de todo, fue que el check-out era a las 9,30, y yo llegué a 9,20 y ya habían entrado en mi habitación y sacado mis maletas con toda soberbia de lo que había pasado, MUY MAL. Además no te explican nada Son muy limitados y antipáticos, para estar de aprendiz a monje en un monasterio necesitan más humildad y ayuda al prójimo. Yo lo pasé muy mal.

Experiencia inolvidable, compartiendo estancia con monjes budistas, que te invitaban a participar en una sesión de meditación, en una sesión de oración y en la ceremonia del fuego. La cena y el desayuno es servida por los propios monjes budistas siguiendo su dieta vegetariana.