Opiniones del Kasbah Maktob Tamnougalt

La casa es increíble, es el mejor lugar que me he quedado. Mustafa es muy amable y el servicio fue increíble.

Lo que más nos gustó fue la exquisita decoración muy típica de la región manteniendo las tradiciones.El trato del personal ha sido excepcional.Mustapha,una persona muy servicial y amable que comprende perfectamente español y dispuesta a ayudarte.Sin duda repetiría. Es un paraíso de tranquilidad perfecto para relajarse con unas vistas magníficas.

Nada

La experiència de tener la oportunidad de pasar una noche en una kasbah con encanto. El propietario muy amable y atento. Buen desayuno.

No hay palabras para definirlo....el entorno, las instalciones,la amabilidad de Mustafa. Todo impresionante.

Solo poder pasar una noche en un lugar tan magico.

A ver!!!! Cualquier comentario bueno que hayáis leído,se queda corto. Llevo ciento y pico países visitados y la sensación que se tiene al entrar en el ksar medio derruido de Tamnougalt y dirigirse a la kasbah tremendamente bien decorada y ambientada de Mustapha,subir las escaleras y ver el atardecer desde la terraza con esos colores ocres en la montaña,los pájaros y grillos haciendo su trabajo y estar rodeado de palmeras en mitad del oasis,es difícil de describir....Os quedáis pasmados!!!!! Si a eso le sumamos la hospitalidad del anfitrión que desprende paz y felicidad por todos los poros,el cóctel es perfecto!!!! Os aconsejo hacer el checkin sobre las 17.00 para q disfrutéis el atardecer con un té en la terraza.... Visita obligada del ksar con guía.....Mustapha os proporcionará uno.... Para q disfrutéis la experiencia al 100% ,debéis coger la habitación familiar con balcón....Salir a ese balcón nada más levantarse,es indescriptible... Debo decir q tuvimos la suerte de estar solos en la kasbah con Mustapha...Eso le añade un encanto extra. Teníamos una noche reservada e intentamos reservar el mismo día otra,pero estaba ya ocupada. Gracias Mustapha...Volveremos

Jajaja....Es imposible encontrar un defecto

Me enamore del sitio, estoy deseando volver. El lugar es de ensueño! La atención es inmejorable, la cena nos supo a gloria.

Es un lugar de ensueño. Mustafá muy servicial, se puso en contacto con nosotros antes de llegar, para acompañarnos, encima era de noche. La Kasbah es una maravilla, su situación complicada de llegar pero idílico, el alojamiento rehabilitado por Mustafá es una pasada. El desayuno incluido y la cena 35e los 4, increíbles y riquísimo. Habitación al detalle con tres camas comodísimas y muy caliente con aire acondicionado perfecto. Las vistas nos encantaron. Nuestra habitación tenía dos terrazas gigantes con vistas al palmeral. Mis hijos no querían irse, les gustó mucho. Antes de irnos nos hizo un tour por lo que queda de las demás Kasbah derruidas. Baño a parte y compartido, pero perfecto y nuevo, agua caliente. Nosotros estuvimos la estancia solos Repetiríamos sin dudar.

Es complicado de llegar. Quedamos en un hotel con el ,Chez yousef, y de ahí nos llevó a su kasbah, todo oscuro fuimos con móviles. Al llegar, y tras pasar algo de miedo, te olvidas del mundo es increíble el sitio y Mustafá. Gracias.

Se trata de un alojamiento realmente especial, complicado de describir con palabras. El lugar, su decoración, las vistas… son únicos, y contribuyen a obtener una visión más reposada del valle del Draa. Simplemente imprescindible.

Por las características del alojamiento, el acceso al mismo así como a las habitaciones puede ser complicado para personas con movilidad reducida.

Mustafa es un anfitrión excelente que irradia arte e inspiración. Carismático y atento con los niños nos ofreció una cena deliciosa y un desayuno sorprendente. La preciosa Kasbah ha sido restaurada y decorada por él.

Un lugar de ensueños. La ubicación del lugar es totalmente fuera de lo común. Rodeado de palmeras y huertas, en medio de la completa calma. Cada detalle de la Kasbah te deja sin palabras. Simplemente hermoso. Mostafa es el dueño del lugar. Un hombre super amable y servicial. La cena y el desayuno fueron deliciosos, todo preparado por él. Su té verde con hierbas de su jardín fue el mejor té que probé. Sin dudas volvería de vuelta.

Lo mejor la atención de Mustapha, el anfitrión, y la autenticidad del alojamiento, una kasbah original restaurada y con decoración tradicional. Te sientes como si entraras en un hogar más que en un hotel. Muy limpio y la cena muy rica. Estancias amplias y terrazas con vistas al palmeral.

El baño es privado pero se encuentra fuera de la habitación (justo al lado) con acceso a través de una zona común, pero muy poco concurrida. No se puede llegar al alojamiento en coche, tienes que aparcarlo un poco más lejos, pero Mustapha viene a buscarte y se llega a pie en unos 5 minutos.